jueves, 11 de diciembre de 2008

El amor es una decisión



Por José Trujillo (blogger invitado. Gracias!!!)


Parece contradictorio reflexionar sobre el amor. Encontrar la lógica en un terreno que parece absoluta competencia de los sentimientos podría considerarse un ejercicio intelectual inútil, después de todo ¿quién toma decisiones racionales cuando ama? ¿Acaso no dejamos que sea el corazón el que nos imponga el momento y la persona que va a recibir nuestras atenciones, nuestra admiración, ese algo que no sabemos definir pero que estamos seguros que es amor?

Ciertamente, no sabemos de quién nos vamos a enamorar, pero –esta es la gran pregunta– ¿qué hacemos con ese enamoramiento? ¿Dejamos que se desarrolle hasta convertirse en un amor duradero, aquel que nos permite disfrutar de una vida completa al lado de una persona? O, por el contrario, ¿damos un paso atrás y reflexionamos sobre la «pertinencia» de este sentimiento maravilloso?

Enamorarse y amar son dos sentimientos distintos. Así lo entiendo. El primero es espontáneo, el segundo debe desarrollarse. El primero es maravilloso, nos hace ver lo mejor de la persona de quien nos enamoramos, nos extasiamos con su sola presencia y creemos que, en general, el mundo es un lugar mejor.

El segundo puede ser la continuación del primero. Luego del enamoramiento se va la ilusión. Vemos que la persona que idolatrábamos tenía defectos que antes no percibimos, y que en ocasiones no la vamos a pasar bien con ella. El mundo ya no es tan maravilloso como antes, vuelve a ser el mismo.

Sin embargo, seguimos sintiendo algo maravilloso por esa persona. Ya no de una forma «boba» y acrítica sino más «pensada»; esa persona es bella para nosotros, muy probablemente no es la más bella del mundo, pero para nosotros sí lo será. Es la persona con la que podremos pasar el resto de nuestras vidas, o al menos eso es lo que deseamos.

Vemos sus defectos y los toleramos –aguantamos, pasamos, o lo que sea– porque entendemos que es parte de la personalidad de esa persona. No buscamos que sea igual que nosotros, la queremos así, con todos sus defectos y virtudes. Eso creo que es el amor.

El amor es duradero, puede sentirse toda una vida, con sus altas y bajas. Pero sobre todo, como creo, el amor es una decisión.

El mejor ejemplo cinematográfico que he visto de esta convicción es Lost in Translation o Perdidos en Tokio, como se tradujo aquí. ¿Acaso el personaje no se enamoró de la jóven y rubia chica que conoció en el hotel? Vivieron buenos momentos, la chica –casada– también se enamoró del maduro actor que pasaba una semana en Tokio, alejado de su familia. Al final de la película ambos tomaron una decisión acerca de lo que sentían: preferieron no dejar que ese enamoramiento se transformase en amor, y continuaron con sus vidas.

Mas allá de las razones por las que uno hace esto –morales, prácticas, religiosas, y un largo etcétera– creo sinceramente que cuando uno se enamora debe tomar una decisión: ¿debo transformar este enamoramiento en amor? Eso ya depende de las particulares circunstancias de cada uno de nosotros. Pero sí, creo que el amor es una decisión.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Manejo de crisis...y los expertos dónde están???


Por Guisella Vargas Ochoa

La Comunicación Corporativa moderna incluye como parte de su plan de acción la preparación de las empresas ante posibles crisis internas o externas que podrían afectar su imagen institucional y generarle una exposición negativa ante los medios de comunicación.


Es por ello que hoy por hoy existen grandes empresas y consultoras de todo tamaño que ofrecen entre sus servicios el tan bien llamado "Manejo de Crisis"; algunos con exitosos resultados y otros no, por supuesto.

Si pasamos el tema de los manejadores de crisis a los asuntos de parejas, difícilmente encontraremos empresas expertas en resolver problemas sentimentales y más bien encontraremos una lista inacabable abogados civiles dispuestos a iniciar cuanto proceso de divorcio se cruce por su camino. Sin embargo, casados o no, toda pareja siempre necesitará de un buen manejador de crisis. Y, afortunadamente existen, pues los hay de todo tipo: informales, permanentes, casuales, eclesiásticos, agnósticos, titulados y hasta con doctorado. Con plata y sin plata, de todas las edades, unos con menos o más experiencia.


Quizá para las mujeres resulte más fácil encontrarse en el camino con estos bien intensionados seres humanos. Y en esto corríjanme los hombres si estoy equivocada. Afirmo que más posibilidades tienen las mujeres porque generalmente somos más abiertas, expresamos con mayor facilidad nuestros pensamientos y sentimientos ante los amigos o amigos e incluso ante algunos no tan amigos. Claro que están las reservadas, pero ellas finalmente siempre encontrarán a quien comunicarle sus pesares.



Por el contrario, los hombres suelen compartir de todo -incluso muchos chismes- con los patas pero de sentimientos casi nada hablan. Difícilmente un macho con pelo en pecho le cuente a su íntimo amigo las razones de fondo de una pelea con su pareja. Y si lo cuenta a lo mucho dirá "la flaca se molestó conmigo", "mi mujer está asada", "ella es una bruja", pero es muy raro que le den detalles de lo ocurrido. Y quizá hagan estos comentarios recién después de que uno se anime a preguntarle. Y como a los hombres les resulta difícil compartir sentimientos quizá sea esta una de las principales razones, por las cuales presentan mayores problemas cardiacos que las mujeres. Ojo que según datos oficiales del Ministerio de Salud, las enfermedades isquémicas del corazón ocupan el primer lugar en el ranking de causas de muerte en el Perú y del 100% de casos el sexo masculino representa el 58% y el femenino 42%.


Por eso mis queridos lectores, llegó el momento de hablar, de expresarse de compartir!!! Y estoy convencida de que cuando un hombre comparte sus sentimientos con otro hombre y le expresa sus preocupaciones de fondo, quizá terminen hallando la ruta y la solución a esa crisis de pareja que tanto los agobia.


Como decía en un inicio, no es fácil encontrar en el camino a un manejador de crisis sentimental y menos uno que buenamente se ofrezca de voluntario para interceder. De hecho, nos encontraremos con voluntariosos y pacientes hombres y mujeres que escucharán nuestra catarsis existencial, a los que contaremos lo peor de la pareja, agotaremos nuestro vocabulario señalando todo lo negativo de la relación y quizá, si aún algo de fe nos queda, expondremos algunas buenas cosas del pasado. Pero si la fe se nubló por el orgullo, el rencor y la falta de perdón, difícilmente encontraremos algo de luz al final de una larga conversación con nuestro interlocutor.


Bienaventurados sean aquellos que nos aguantan cuando los llamamos a cualquier hora del día y se dan el tiempo de escuchar nuestros arranques depresivos por la angustia de no encontrar solución a la pelea, que a veces puede durar años y hasta siglos...como el caso de un taxista que me contó que hace ocho años se separó y aún conserva la esperanza de que su ex comprenda que lo mejor es pasar la vejez juntos. Y mantiene su fe porque ninguno pudo rehacer su vida con otra persona, hasta el momento.


Quizá uno de estos días, el buen taxista se encuentro con uno de esos manejadores de crisis permanentes siempre dispuestos a dar la mano en cualquier momento, aunque por lo general terminan poniéndose del lado de uno de los dos. Y como a veces también están solos, buscarán incluirnos en sus noches de parranda en pubs, discotecas o mil fiestas de Ali Babá. Pero igual son súper, nos sacan de la depresión, nos ayudan a combatir el stress, nos llevan a gimnasio, de compras o a la peluquería para reanimarnos. De allí es que salen varios hombres separados totalmente renovados y hasta convertidos en lindos metrosexuales.


Por su parte, los manejadores de crisis casuales, estarán ahí solo en el repentino encuentro de una tarde o una noche fugaz que incluiremos en la lista de lamentos. Y quizá si no lo aburrimos tanto, el experto volverá a contestarnos el teléfono para una segunda sesión de lamentos y catarsis. Pero estos encuentros casuales siempre tendrán algo de misterio, es como si Dios nos pusiera a las personas en el camino, en un momento preciso, para darnos un mensaje que quizá terminen por marcarnos para siempre. Y tan casuales son que tal vez no volvamos a verlos por mucho tiempo.


Los manejadores de crisis eclesiásticos (sean católicos, apostólicos, evangélicos o Hare Krishnas) definitivamente rezarán por nosotros, intentarán levantar nuestros ánimos con oraciones de todo tinte e intensidad. Habrán los incansables, aquellos que aunque no estemos presentes nos incluirán siempre en sus oraciones. A ellos siempre, les estaremos eternamente agradecidos. Y es que hay un momento en la crisis de parejas que una o ambas partes pierde totalmente la fe. El dolor cubre todo o casi todos los buenos recuerdos. Así veamos fotos de lindos momentos vividos, cartas de amor del pasado, recuerditos, peluches, nada levantará esa fe si el otro no vuelve a intentarlo de manera reiterada e incansable.


Y es que a veces esperamos que él o ella lo intente varias veces para podernos convencer de que realmente esta vez es cierto que la gran crisis terminó y que no se repetirá jamás. Pero es obviamente, difícil de creer. Otros preferirán que los dejen meditar. Porque es bien cierto aquello de que los hombres son como unos elásticos. Cuando están de malas mejor dejar que se alejen todo lo que quieran para luego volver con más fuerza, como un elástico que se suelta desde cien metros de distancia. Una comparación similar hace Gray John en "Los hombres son de Venus y las mujeres son de Marte". (Un libro que que no es producto de una verborrea sino de investigaciones basadas en encuestas y entrevistas a profundidad. Muy recomendable!!).


Y ya que hablabamos de fe, me referiré ahora a los manejadores de crisis agnósticos. Aquellos que no creen en nada ni en nadie. Por lo general son personas que sufrieron en carne propia terribles relaciones de pareja, tienen una carga sentimental negativa que los acompaña incluso desde niños, algunos nunca han tenido pareja estable y califican al matrimonio como un suicidio. Lo primero que te dirán es "por fin, ya era hora que se separen, pídele de una vez el divorcio". O "yo no te lo decía pero en realidad no los veía bien juntos...imagínate si te hubieras casado". Ah...y a veces ellos ya se divorciaron y no piensan ni de chiste casarse nuevamente. Pero en el fondo de su corazón son buena onda, porque desde su perspectiva quieren lo mejor para uno. Además, si sumamos su escepticismo a todo lo malo que les decimos durante nuestra catarsis es lógico que la conclusión de esa conversación sea "mañana lmismo me separo".


Por su parte, los manejadores de crisis titulados y hasta doctorados son aquellos que nos recomienda una amiga o amigo que ya vivió alguna crisis existencial. Maravillosos psicólogos, unos comprometidos y otros no, que nos preguntarán de todo cual Sócrates para encontrar la razón de la sinrazón. De hecho más de un psicólogo o psicóloga especialista en parejas ha salvado relaciones heterosexuales y homosexuales. Han logrado unir familias resquebrajadas, lo único malo que encuentro en ellos es que si bien pueden sacarte de una crisis sentimental pueden llevarte a una crisis económica por lo recaro que resultan algunas de sus consultas. Pero afortunadamente hay otros que cobran menos gracias al apoyo de ONG y de iglesias de diversas religiones (prometo hacer una lista de ellas próximamente y si saben de alguno bueno recomiéndelo a este humilde blog, por favorr!!). Mucho cuidado con los informales, pues nos terminan llevando a la ruina ecónómica y sentimental.


Desde este rinconcito virtual a todos los expertos les doy las gracias a nombre de muchos que vivimos o hemos vivido o hemos de vivir crisis sentimentales. Gracias por responder las llamadas de auxilio a toda hora, por gastar su platita tomando algún cafecito nocturno escuchando las penas de hombres y mujeres que solo buscaban a alguien con quien compartir sentimientos encontrados. Gracias por las sugerencias, preguntas, consejos, regaños, abrazos y besos. Por regalar su preciado tiempo, sus palabras cargadas de buena vibra.


Y es que de cada uno de estos expertos siempre guardaremos algo en nuestro corazón y en nuestra memoria, porque cada vez que estemos a punto de generar una nueva crisis algo de lo que nos dijeron se refrescará automáticamente en nuestros pensamientos para llevarnos a reflexionar mejor las cosas.


Una mención especial se merecen aquellos que se atrevieron a ser intermediarios, los que intentan lograr un acercamiento entre los implicados, recordándoles lo bien que se les veía juntos tomados de la mano mientras caminábamos por los pasillos de la universidad, del trabajo o del parque. Si tú eres uno de aquellos que gozaba viendo cuando una pareja amiga era feliz, no dudes en entrometerte cuando te enteres que ahora está haciendo agua su relación. No lo dudes, porque quizá una palabra tuya sirva para sanar dos adoloridos corazones que andan sin rumbo viviendo una soledad no deseada, aunque por aparentar digan o hagan lo contrario.


Dejémonos llevar por nuestra fuerza interna, porque quizá todos en el algún momento, sin querer, podríamos convertirnos en expertos manejadores de crisis y mañana podamos brindar juntos por la reunión de dos seres que entendieron que necesitaban madurar y dejar tanto orgullo, rencor y dolor atrás. Buena suerte en el intento!!!.














jueves, 13 de noviembre de 2008

Todo es cuestión de amor


Por Guisella Vargas Ochoa


Esta es una prueba inicial de lo que será un nuevo camino a recorrer por el ciber-espacio. Me inicio hoy -14 de noviembre- como ¨bloggera" después de varios intentos frustrados sea por falta de tiempo o mil peros. Era hoy o nunca, aunque ya es de madrugada. Prometo que mis presentaciones irán mejorando vez tras vez.




Con todo aquél que cree en el amor estaré dispuesta a compartir sentimientos, ideas, pensamientos, historias , música y hasta poemas propios y ajenos. Y por supuesto estaré dispuesta a hacer las veces de cupido cuantas veces sea necesario. Este será nuestro espacio, para compartir experiencias gratas e ingratas vinculadas a nuestras historias de amor con la pareja, con Dios, los amigos, la familia, los hijos, en fin con el planeta.

Porque el amor es eso una relación afectiva que nos engancha al mundo, que nos despierta con ganas de vivir intensamente el día; es esa buena vibra que dibuja una sonrisa en nuestro rostro, que hace brillar nuestros ojos y que nos hace llorar, gritar y vivir a plenitud cada segundito de nuestra existencia. Y cuando hay reciprocidad nos permite entrar en un equilibrio que trae consigo una circulo virtuoso que nos puede llevar más allá de lo desconocido.


Y es que para amar y ser amados todo es cuestión de actitud. Lo escribo así porque cuando queremos estar ciegos de amor, podemos estarlo aunque tengamos a medio mundo alrededor nuestro. Para recibir amor hay que dar amor. Y si dimos y no fuimos correspondidos, ni modo, pero dimos!!! y eso traerá después algo bueno en el momento menos pensado.


Lo peor es perder la fe. Por ejemplo, conozco a una persona que por años pensaba que su madre no la amaba (la historia se las contaré completa luego) y recién cuando ella tenía unos 16 años le dijo a su madre todo lo que sentía. Su madre sorprendida le aclaró todos los puntos y a partir de entonces llevaron la fiesta en paz. Que bueno hubiera sido que todo se hubiera aclarado antes, pero el problema era que la madre andaba ocupada en su trabajo creyendo que la hija era feliz con lo que le daba mientras la niña no se atrevía a hablar pensando que su madre se molestaría.


Y es que los prejuicios matan amores...¿Qué opinan ustedes?


Espero encontrar en este camino virtual personas dispuestas a compartir con seriedad, sinceridad y buen sentido del humor todo aquello que se relacione con el amor en todas sus dimensiones y esferas. Gracias por permitirme entrar en sus vidas. Espero que esto sea el inicio de una larga y especial relación.


Como es de madrugada y mañana al igual que millones debo ganarme el pan de cada día, por ahora me despido no sin antes compartirles uno de mis poemas que quizá algún día publique en un libro. A los que les guste, les pido por favor compartirlo pero respetando mis derechos de autor (ya sé que algunos dirán "pero qué ingenua"...igual intentaré confiar en ustedes). Aquí va:





Sería

Su mirada debía ser totalmente inofensiva.
Una fantasía fácil de olvidar,
un pequeño estruendo, pasajero,
que pronto se extraviaría en la memoria.

Su presencia no tendría cabida en el corazón,
En cambio se impregnaba el aire con su calor,
Con ese olor que impedía la concentración.

Sus manos serían intocables,
De repente. Una energía se apoderó de ellas
Y en segundos, también de sus vidas.

Su alma sería impenetrable,
Con aquél seguro contra amores imborrables.
No palabras, no sonrisas, nada quedaría en la memoria.

Pasaron las horas y sin querer que el tiempo corra
Se dio cuenta que ya todo estaba consumado,
Que había sido diferente a lo planeado.











Por Guisella Vargas Ochoa (GVO)